Conversación para dar mala impresión
Fíjate.
Te voy a poner una conversación real entre mi amigo y un comprador para que veas algo importante.
Sí, este correo va a ser una conversación.
Sí, es muy interesante para tu negocio.
Ahí va:
- Hola
+ Hola, le interesa el portátil?
- Sí, pero es un poco caro.
+ Son 700 porque está bien conservado y la RAM está ampliada, no es el base.
- Es un precio alto para un laptop lanzado en 2021.
+ Siempre es negociable
- No puedo dar más de 500, este es mi mínimo. Confía en mí.
+ Pues lo siento, no puedo bajar tanto
- No creo que nadie te de más, pero si es así te deseo el éxito con él, pero esto es mi mínimo. Dale un precio razonable.
…
Pasa el tiempo y mi amigo no contesta, por razones obvias.
(Este tío era un paria.)
Pero fíjate ahora porque el tipo hace algo que nunca debes hacer con tus correos en frío y que muestra tener poca personalidad.
O sea, por un momento quiero que te imagines la conversación.
A mi colega.
A mi colega hasta la polla del tío ese.
Y le habla con la peor técnica de ventas del mundo:
- Hey, qué te cuentas. ¿Vendiste el portátil?
+ Me han ofrecido varias ofertas por él pero todavía no lo he vendido.
- Normal, contando lo que te dije…
+ ¿Cómo?
- Escucha amigo, te dije “estás loco, no lo vas a vender por ese precio aunque tenga buenas especificaciones. El portátil salió hace varios años y ya hay cosas más potentes hoy en día”.
- No te estoy diciendo que bajes mucho el precio, te estoy diciendo que seas razonable, porque he encontrado otros similares por 600 euros. Tú eliges lo que más te convenga.
Pasan como 5 minutos y mi amigo le contesta lo siguiente
+ Mira. Yo te bloqueo y tú te compras el de 600, te parece?
+ No me vengas con milongas, si tan poco interés tienes por mi portátil no me cuentes tus historias.
Bien.
Esto es todo lo que voy a decir por hoy. Hay un par de lecciones en este correo que, si has estado fijándote, habrás podido pillar.
Pero te digo una cosa y te vendo lo que hago:
Una persona que entra a la casa de otra con exigencias nunca va a ser bien recibida.
Y es que nos centramos tanto en provocar y llamar la atención que nos olvidamos de ser educados.
Educados y buenos vendedores.
Que venden sus servicios sin faltar pero sin avergonzarse.
Como un portátil.
O como estos: