Niño desilusionado, venta asegurada


Fíjate.

(Que esto igual te interesa)

Cuando yo tenía 15 años nos fuimos de viaje de estudios a Londres.

Estábamos en una especie de campamento de inglés, donde no aprendías inglés e intentabas ligarte a alguna que fuera de otra escuela.

Estaba guay. Como es normal no ligué porque era un nene de 15 años con el pito para dentro.

Pero, pero.

But.

Aprendí un montón sobre ventas ahora que lo veo años después.

Y es que fuimos a una tienda muy famosa que tenía los mejores juguetes de Europa.

No exagero, cuando entrabas eso parecía la fábrica de Willy Wonka, pero con trabajadores jugando en vez de Umpa Lumpas.

Y pasa lo siguiente:

Cuando entramos vimos un juguete que orbitaba alrededor de un empleado.

El tío movía al ovni raro con la mente, haciendo gestos con las manos. Era impresionante, nos quedamos mirando.

Mi amigo Ginés preguntó:

- ¿Lleva cables o algo?

+ ¿Ves algún cable? Pasa la mano alrededor.

- No hay nada es verdad, se mueve sin nada.

+ Sin nada no, con la mente, va con una banda que se pone detrás de la oreja.

- No jodas.

+ Sí jodo. Son 30 pavos.

- Te lo compro.

Así, Ginés se fue con su mega juguete y nosotros nos fuimos al autobús.

Y cuando abrió la caja… flipamos.


Flipamos de ver los cables invisibles, claro está.


Estaba claro que algo tenía que aguantar al ovni de juguete, pero nosotros no lo queríamos creer.

Nuestra percepción era de algo mucho más valioso. Algo que era una ganga por 30 euros.

Pero en ese momento nos enfadamos mucho. Ginés se cago en toda la descendencia del empleado.

Y yo aprendí una buena lección de copywriting.

Al final siempre puedes confiar en un amigo inocente para aprender por ti, eso siempre me ha ayudado.

Y si no, quizás deberías aprender a generar esa percepción en los demás.

Sin engañar, ojo. Con copywriting.

Que puedes aprender por tu cuenta con años de ensayo y error.

O puedes contratar ahora justo aquí abajo.

¿Dónde?

Aquí abajo: