¿Y qué pasa si fracasas?
Fíjate bien que esto no lo repito:
Escribir es algo peligroso.
Muchas veces, cuando te tienes que poner delante de las palabras, te cagas encima por lo que significa:
Poner tus pensamientos en orden y mirar hacia lo que ha sido tu vida.
Conozco gente que ha entrado en depresión escribiendo, y gente que ha ganado millones haciéndolo.
Escribir te obliga a pensar en cada palabra para poder expresarte correctamente, en especial, te hace pensar que te estás equivocando.
Es algo terapéutico, pero cuando escribes para vender y vendes para escribir, siempre pasa lo mismo.
Siempre te preguntas:
¿Funcionará lo que intento decir?
¿Sonaré gilipollas?
O peor, ¿estaré siendo aburrido?
El fracaso siempre va de la mano de aquellos que intentan persuadir con sus textos.
Es así, la gente se piensa que un copywriter es un profesional exacto, que les vamos a subir las ventas sólo por poner las palabras adecuadas.
Y no siempre es así, de hecho, lo normal es que quieras probar diferentes cosas.
No es una ciencia exacta, y quién te diga lo contrario te miente.
Porque fracasamos, porque muchas veces nos equivocamos.
Pero hay algo importante que tienes que sacar de todo esto:
En tu negocio, el fracaso es indicativo de perspectiva.
O dicho de otra forma:
Si te has equivocado es porque te falta calle, pero no porque eres un imbécil.
Y eso, aquí en España, no se valora.
Si te equivocas eres un gilipollas y si lo consigues eres un suertudo.
Pero nunca ha sido así, siempre hay una estrategia.
Unas palabras. Una historia.
Incluso para vender tornillos. Incluso para vender tus servicios, tienes que encontrarla.
Y si no, igual fracasas.
Y si sí, pero no sabes proyectarla, igual te interesa contratar mis servicios.
De copywriting. De venta.
Vamos, de lo que hemos estado hablando tú y yo.
Aquí: